logo_del_sitio
De puño y letra
Lunes 24 de Marzo de 2025
Por Heraldo Tejeda
Serio, perfil bajo, callado, de pocas palabras y sonrisa casi permanente, a flor de labios… Por su humildad se podría decir que costaba hablar con el. Pero le mencionabas a Atlético Tucumán y la mirada se le iluminaba, su actitud cambiaba y se abría al diálogo.
Fotografía: Diario La Gaceta

Le gustaba hablar de “su Atlético”, de su historia. Porque Atlético era “su historia”.

Pero la historia del “correcaminos” no es afín a la de cualquier jugador de fútbol. Mientras la gran mayoría de los futbolistas inician el relato de la misma como tales mencionando su época de inferiores los inicios del gran ídolo “decano” se remontan a los últimos días de 1983 cuando el seleccionado de la liga bancaria (que integraba como uno más, sin las consideraciones de su época profesional) fue a jugar un amistoso al “Monumental”.

En las innumerables charlas informales que pudimos tener alguna vez me contó que Carlos Villagarcía, que por ese entonces dirigía las inferiores del club, le sugirió la posibilidad de hacer una prueba con el plantel superior que en esos días iniciaba sus entrenamientos. La idea no lo entusiasmó en demasía (según sus palabras), tal vez influenciado porque años atrás se había probado en el clásico rival y ni Federico Sacchi, ni Guillermo Reynoso (dos visionarios) lo tuvieron en cuenta. Ahí decidió no volver nunca más, el fútbol profesional era historia para él. La decepción del desinterés por parte de los técnicos mencionados (sumados a sus 24 años por entonces) tal vez haya influido en este pensamiento.

Pero el fútbol también tiene estas cosas. Y Luis Carlos, el “flaquito de la bancaria” que nunca dejó de trabajar en el banco, de un día para otro estaba jugando en el equipo que dirigía Miguel Angel Piazza, con los mismos jugadores que hasta el día anterior había mirado con admiración desde la tribuna.

El cambio se sintió ya desde el primer día, sobre todo en el aspecto físico, no acostumbrado a las exigencias de la preparación de esas épocas. Pero tanto esfuerzo tuvo su premio el 15 de mayo de 1983. Atlético (que tenía su cancha suspendida) recibía a Jorge Newbery de Aguilares en cancha de Central Norte, ganaba 1 a 0 con gol del “Cuqui” Barrientos. “El gran Luis” estaba sentado en el banco y, faltando 15 minutos para el final, reemplazó a quien fuera su máximo socio dentro de una cancha de fútbol: Julio Antonio Barreto.

Solo 4 minutos en cancha bastaron para que dejara en claro a que había llegado al club, ya que a los 34´ de la segunda mitad estableció la diferencia casi inalcanzable para el “aviador” para quedar abrazado con quien fue su amiga en el fútbol: la red. Después con el tiempo cambio ese festejo por el de treparse en el alambrado para (según él mismo Reartez) “ver de cerca la cara de alegría de los hinchas cada vez que marcaba un gol”. El romance con la red tendría otra forma de manifestarse públicamente: es la misma a la que se cansó de darle pases en su carrera según el concepto de César Menotti. Cosas del destino. Cosas del fútbol.

Nadie lo sabía, pero empezaba a nacer una leyenda. Se terminó de confirmar 4 fechas después. El fixture preveía que se juegue el clásico. La “Ciudadela” (declarado estadio neutral por cuestiones de seguridad, pero sobre todo de capacidad) fue el escenario. Al parecer el único que no se enteró que estaba jugando el clásico en la casa del eterno rival fue el “correcaminos”, que fue una pesadilla para su marcador (Pedro Pablo Robles) y se despachó con los dos conquistas derrotando al arquero Chamorro (sobre el final de cada etapa, uno en cada arco) que significaron el triunfo de los “albicelestes” sobre el “rojiblanco” por 2 a 0.

No fue la única vez, ni la última...

El 25/09/83 también marcó la diferencia al cabecear por encima de Manuel Martínez en el arco de la calle Chile y de cara a su gente en el partido de la primera rueda del petit torneo de ese año. El 23/10/83 repitió su hazaña, otra vez en el arco de calle Chile junto al grueso de los depositarios de sus alegrías. Aún está en las retinas de los presentes (y de los lectores de La Gaceta a través de una foto que inmortalizó el momento) cuando la “coloca” por encima de Guillén para marcar la diferencia en un partido que se tuvo que suspender cuando se encaminaba a su segunda conquista y la hinchada "santa" lo pudo detener de la única manera efectiva para hacerlo: arrojando proyectiles. Por ese entonces importaba muy poco. Ya había marcado el gol que significaba el campeonato.

Tal vez sus conquistas en los clásicos sean lo que lo distingue, jugó 12 clásicos y anotó 11 goles. Pero su historial no se resume solamente a su participación en esos cotejos.

Jugó vistiendo los colores “decanos” (su único club a nivel profesional) un total de 214 partidos oficiales; marcó 67 goles; 88 de esos partidos fueron en el Nacional B con 18 goles; 8 partidos por los torneos Nacionales de los años ´80 con 4 goles en esos torneos; y fue 3 veces campeón con “su Atlético”: 1983 y 1986 en la Liga Tucumana y 1987 el ascenso al Torneo Nacional B donde fue capitán y goleador con 9 conquistas.

Su protagonismo en la institución trascendió hasta nuestros días en los que en un principio se desempeñó como Coordinador General del Fútbol Amateur y posteriormente Director Técnico de la 8º división que participara en los torneos Juveniles de AFA.

Hace 10 años se nos fue un grande... y nos deja el legado de su amor por la institución... Alguien a que a Atlético Tucumán solo le dio alegrías...

Alguien que se podía besar el escudo sin que nadie lo señalara con el dedo...

Por Heraldo Tejeda


IR A PAGINA DE INICIO

Publicación No Oficial del
Club Atlético Tucumán

Editada en San Miguel de Tucumán
Provincia de Tucumán - República Argentina
Revista DECANO lleva 19 años y días online

Este sitio está actualmente en desarollo y en proceso de actualización permanente. Si encuentras algún error o tienes algún comentario que contribuya el crecimiento del mismo agradeceríamos te contactates con nosotros a través de cualquiera de nuestras redes sociales y/o sitios de contacto disponibles en esta página.